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Por qué Bitcoin es el dinero más islámico

diciembre 10, 2024
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La conceptualización islámica de las finanzas se basa en un conjunto de principios básicos que dan primacía a la honestidad, la equidad y la responsabilidad en el comercio y las transacciones. Como tal, las finanzas islámicas buscan defender la justicia, la transparencia y la prosperidad compartida en los sistemas económicos. Podría decirse que la moneda fiduciaria logra exactamente lo contrario de estos principios, ya que introduce incertidumbre, especulación y desigualdades que castigan a los pobres, que ganan y gastan fiat, y favorecen a los ricos que invierten en activos que se benefician de la inflación. En este contexto, Bitcoin surge como una solución que se alinea notablemente bien con los principios financieros islámicos. Este artículo explora por qué Bitcoin, con su descentralización, transparencia y escasez, representa la forma de dinero más islámica y ofrece un potencial transformador para el mundo musulmán.

Los principios fundamentales de las finanzas islámicas incluyen:

1. Prohibición de Riba (Usura):

Los beneficios basados ​​en intereses, en los que el dinero genera dinero sin actividad productiva, están estrictamente prohibidos en el Islam. Riba fomenta la explotación, concentra la riqueza y socava la equidad social.

2. Prohibición de Gharar (Incertidumbre):

Las transacciones deben estar libres de especulaciones o ambigüedades indebidas. Los términos claros y las prácticas honestas son primordiales.

3. Economía respaldada por activos

El comercio y las transacciones deben involucrar activos tangibles o actividades productivas. La riqueza debe ganarse por medios legítimos, no mediante juegos de azar o burbujas especulativas.

4. Riesgo compartido

Las finanzas islámicas enfatizan las asociaciones basadas en el capital donde se comparten las pérdidas y ganancias, asegurando el beneficio mutuo y la equidad en todas las transacciones financieras.

5. Justicia y Equidad:

La distribución de la riqueza debe satisfacer las necesidades de la sociedad, promoviendo la justicia y reduciendo las disparidades económicas.

Se podría argumentar de manera muy creíble que el actual sistema monetario basado en dinero fiduciario viola flagrantemente estos principios. Los bancos centrales fijan tasas de interés que sustentan todo el sistema fiduciario, institucionalizando la usura. El dinero creado a partir de deuda generamente ganancias inherentes no obtenidas para los prestamistas, al tiempo que endeuda a otros, fomentando la explotación y la desigualdad. El sistema fiduciario beneficia desproporcionadamente a aquellos más cercanos a la fuente de creación del dinero (por ejemplo, bancos, gobiernos) a gastos de la gente común. Este “Efecto Cantillon” exacerba la desigualdad de riqueza, violando los valores islámicos de equidad y justicia.

Las monedas fiduciarias son propensas a la inflación y la devaluación debido a su oferta ilimitada. Esto crea incertidumbre y comportamiento especulativo, desestabilizando aún más las economías y perjudicando a los más vulnerables. A diferencia del oro o los activos tangibles, el dinero fiduciario no está respaldado por ningún producto físico. Es simplemente una promesa de valor, que erosiona la confianza y viola el énfasis del Islam en la riqueza tangible respaldada por activos. El control centralizado del dinero por parte de unas pocas instituciones socava la rendición de cuentas, fomenta la corrupción y permite a los gobiernos manipular las monedas para servir a agendas políticas, a menudo en detrimento de sus ciudadanos. Estas fallas sistémicas han llevado a crisis financieras, desigualdad y erosión de la confianza social.

Bitcoin, la primera moneda digital descentralizada del mundo, se alinea estrechamente con las enseñanzas éticas y económicas del Islam. Bitcoin opera sin mecanismos basados ​​en intereses. Su naturaleza descentralizada garantiza que ninguna autoridad central pueda crear dinero de la nada o obtener beneficios injustos mediante la usura. Cada transacción de Bitcoin se registra en un libro de contabilidad pública inmutable, la cadena de bloques. Esto garantiza la honestidad y la responsabilidad, eliminando la incertidumbre asociada con los sistemas fiduciarios opacos.

El suministro de Bitcoin tiene un límite de 21 millones de monedas, lo que lo convierte en un activo deflacionario. Su escasez refleja los atributos del oro, históricamente aceptado como moneda sólida en las sociedades islámicas. A diferencia del dinero fiduciario, Bitcoin no está controlado por ningún gobierno o institución. Su red descentralizada empodera a las personas y fomenta la equidad, alineándose con el énfasis del Islam en la justicia y la equidad.

Bitcoin no es una promesa especulativa; se obtiene mediante la “prueba de trabajo”, lo que requiere una gran cantidad de energía y esfuerzo computacional. Este costo tangible de producción le confiere un valor intrínseco, que resulta con los principios financieros islámicos. Bitcoin permite que cualquier persona con conexión a Internet participe en la economía global. Esta inclusión se alinea con la visión del Islam de reducir las barreras económicas y promover el acceso universal a los recursos financieros. A través de su adhesión a estos principios, Bitcoin ofrece una alternativa viable al sistema fiduciario explotador, allanando el camino para un futuro financiero más justo y equitativo.

La adopción de Bitcoin a gran escala podría revolucionar el mundo musulmán y desbloquear oportunidades económicas sin precedentes. Muchos países de mayoría musulmana sufren de inflación crónica, lo que erosiona el valor de sus monedas fiduciarias y empobrece a sus ciudadanos. La naturaleza deflacionaria de Bitcoin proporciona una protección contra la inflación, preservando la riqueza a lo largo del tiempo. Millones de musulmanes siguen sin acceso a servicios bancarios debido a la falta de acceso a los servicios financieros tradicionales. El sistema descentralizado de Bitcoin permite a las personas almacenar, transferir y riqueza de forma segura sin depender de los bancos, fomentando el empoderamiento económico. Los países de mayoría musulmana se encuentran entre los mayores receptores de remesas. Bitcoin permite transacciones transfronterizas más rápidas, económicas y seguras, lo que reduce la dependencia de costosos intermediarios.

Al descentralizar la creación de dinero y eliminar los privilegios de los bancos centrales, Bitcoin garantiza una distribución más justa de la riqueza, abordando las disparidades económicas que afectan a muchas sociedades islámicas. El sistema transparente de Bitcoin facilita el desarrollo de productos y servicios financieros que cumplen con la Shariah, promoviendo oportunidades de inversión éticas en línea con los valores islámicos. Bitcoin permite a las naciones reducir su dependencia del dólar estadounidense y otras monedas extranjeras, fortaleciendo su soberanía y resiliencia económica. Al permitir transacciones sin confianza y sin fronteras, Bitcoin fomenta el comercio dentro de la comunidad musulmana global, fomentando la innovación y la integración económica entre naciones.

Bitcoin es más que una simple innovación tecnológica; es un sistema financiero arraigado en la justicia, la transparencia y la equidad, valores profundamente arraigados en las enseñanzas islámicas. Mientras el mundo musulmán se enfrenta a los desafíos de las economías basadas en dinero fiduciario, Bitcoin ofrece un camino hacia la independencia económica, la inclusión financiera y la prosperidad social. Al adoptar Bitcoin, el mundo musulmán puede alinear sus sistemas financieros con los principios eternos del Islam, allanando el camino hacia un futuro más justo y sostenible.

Esta es una publicación invitada de Ghaffar Hussain. Las opiniones expresadas son enteramente propias y no reflejan necesariamente las de BTC Inc o Bitcoin Magazine.

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